Miles de agricultores y ganaderos españoles se manifiestan hoy en Córdoba, frente a la reunión de ministros de Agricultura de la Unión Europea en el marco de la Presidencia española, para protestar por “los continuos ataques que recibe el sector agrario”. Convocados por las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA y las Cooperativas Agro-alimentarias, los manifestantes denuncian su “situación límite” a causa de “la escalada de los costes de producción, los insuficientes precios en origen, la competencia desleal de las importaciones de países terceros y las inasumibles exigencias medioambientales de la Comisión Europea”.
A este último respecto, la Asociación
Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) alerta que, tal como concluye el informe
de impacto realizado por la Universidad de Wageningen, la propuesta de la
Comisión de Reglamento sobre el uso sostenible de productos fitosanitarios
(“SUR”) provocaría, de aprobarse tal como está redactado, “una pérdida del 20%
de la producción vegetal europea y, por tanto, un aumento de los precios de los
alimentos para los consumidores”.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal
Aguado, rechaza “la burrada del ecologismo radical que están imponiendo
nuestros políticos contra los productores y los consumidores. Sus políticas
verdes ya están expulsándonos de nuestros campos y nuestras granjas, y aún así
continúan legislando con nuevas trabas y limitaciones. Si reducen el número de
fitosanitarios para cuidar las plantas ante plagas y enfermedades, produciremos
menos alimentos y serán todavía más caros. La inflación de la cesta de la
compra sólo ha empezado. La subida del aceite sólo es el principio de las
consecuencias de su irresponsabilidad. El vicepresidente de la Comisión Frans
Timmermans, principal artífice del Pacto Verde, ha dimitido de su cargo para
disputar las elecciones holandesas, pero desgraciadamente su sustituto es una
fotocopia que ya ha dicho que quiere mantener este camino que nos lleva al
abismo”.
La Universidad de Wageningen subraya que
la introducción de sustancias activas fitosanitarias se ha recortado hasta un
60% desde 2009 y que, si se llevan a cabo los planes comunitarios, se recortará
hasta un 30% hasta 2027. Al contar con menos productos, esta institución
académica referente en el ámbito agrario prevé menor producción y menor
calidad; un mayor desarrollo de resistencias hacia los patógenos; y un
incremento de daños por parte de plagas y enfermedades que hasta ahora no
suponían grandes riesgos. Como consecuencia de la pérdida del 20% de la
producción vegetal y ornamental, pronostica un aumento de las importaciones de
fuera de Europa, un impacto en la soberanía alimentaria europea, una subida de
precios para los consumidores y efectos en la sostenibilidad al importar los
productos desde miles de kilómetros.
Por ello, Wageningen recomienda acelerar
el desarrollo e introducción en el mercado de alternativas con ingredientes
activos de bajo riesgo, investigar el uso de determinados productos
fitosanitarios en situaciones de emergencia, usar indicadores más avanzados que
optimicen el empleo de fitosanitarios y poner en marcha políticas de compensación
de las pérdidas que suponen estos cambios.
Aguado añade que “la Comisión Europea se
equivoca al sacrificar a su sector primario y dejar su soberanía alimentaria en
manos de las importaciones de países terceros. Porque no tenemos garantizado
que en el futuro los productos agrarios de fuera puedan cubrir todas nuestras
necesidades alimentarias, ya sea por el cambio climático, el incremento de la
población mundial y/o conflictos geopolíticos que comportan cierres abruptos de
mercados. Pero no olvidemos, además, que las políticas verdes únicamente se
aplican a los productores de la Unión Europea, no a las importaciones foráneas.
Así que los consumidores pagaremos mucho más por los alimentos que encontremos
en el mercado que, además de los imprevistos internacionales, sufrirán una
disminución en Europa, directamente al encarecerse y dificultarse la lucha
contra las plagas y enfermedades, e indirectamente al seguir creciendo la
superficie agraria abandonada. La conclusión es innegable: los alimentos van a
continuar subiendo de precio en el supermercado mientras siga esta política
suicida que marca el ecologismo radical. Lo que venga de fuera no
necesariamente será más barato, probablemente no lo será, generará más
contaminación y tendrá menos garantías sanitarias. ¿A qué juegan estos
iluminados?”
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