Un estudio elaborado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) a partir de datos del Ministerio de Agricultura revela que la valenciana es la comunidad española que menos superficie agraria cobra de las ayudas directas de la Política Agrícola Común (PAC). En concreto, el 50,26% de la superficie de la Comunitat Valenciana –439.626 hectáreas de cultivo– queda fuera de estas subvenciones, mientras que a nivel nacional apenas el 15,11% de la superficie agraria está excluida. Las regiones con menor porcentaje de tierras no perceptoras de dichas ayudas directas son Castilla-La Mancha (3,96%), Aragón (6,61%) y Extremadura (8,45%).
AVA-ASAJA
también subraya que alrededor de 59.000 agricultores de la Comunitat Valenciana
–es decir, hasta el 60% del total– no cobran ni un euro de ayudas directas de
la PAC. Este año las han solicitado 40.764 titulares, lo que supone un 7,3%
menos respecto al ejercicio anterior. Según la organización presidida por Cristóbal
Aguado, las principales causas que explican estas cifras son que la Comunitat
Valenciana es líder en tierras dejadas de cultivar (171.000 hectáreas
abandonadas), así como la discriminación de la PAC hacia los cultivos mediterráneos,
el minifundio y las estrictas condiciones en las normas a cumplir: una cantidad
mínima de 300 euros, excesiva burocracia, ayudas acopladas de difícil cumplimiento
y ecoregímenes no adaptados a la realidad de los cultivos.
Ecorregímenes
En
referencia a este último punto, el estudio de AVA-ASAJA concluye que el 65% –casi
dos terceras partes– de la superficie agraria de la Comunitat Valenciana no se
ha acogido a ningún ecoregimen, un pago complementario y voluntario por cumplir
requisitos ambientales que representa una cuarta parte del presupuesto de la
PAC. Este porcentaje vuelve a ser mucho menor en el cómputo nacional, donde sólo
el 25,9% de la superficie rechaza estas ayudas. Por cultivos, el 77% de la superficie
de cultivos permanentes (cítricos, viña, frutales, olivar, etc.) no se acoge a las
cubiertas vegetales o a la trituración de restos de poda, mientras que el 86%
no se acoge a la rotación de cultivos o siembra directa (cultivos herbáceos,
hortalizas, etc.) Por el contrario, los
ecoregímenes vinculados a la ganadería y el arroz tienen mejor implantación.
AVA-ASAJA
argumenta esta escasa aceptación a que “la mayoría de los ecoregímenes no se
adecúan a las labores que requieren los cultivos, sobre todo los leñosos, de
manera que los agricultores lógicamente piensan que si los hacen acabarán
perdiendo más dinero por la venta de sus productos que lo que representa el
importe de la ayuda. Esto pasa cuando los políticos legislan de espaldas al
campo y se mueven por un ecologismo radical e ideológico, que acaba
favoreciendo justo lo contrario de lo que proclaman: el abandono y la degradación
paisajística”.
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