24.10.2017.-
El patrimonio arqueológico vitivinícola ubicado en la Denominación de Origen
Utiel-Requena aspira formalmente desde este mes a integrar la selecta lista de
bienes que UNESCO considera Patrimonio Mundial. Los yacimientos íberos de este
territorio, que atestiguan la elaboración de vino con fines comerciales desde
hace más de 2.700 años, optan a esta calificación de valor universal junto con
otros bienes arqueológicos de Andalucía y Murcia bajo la propuesta “El vino en
Iberia”.
El Consejo del Patrimonio Histórico Español aprobó el 6 de octubre incorporar la propuesta “El vino
en Iberia” a la Lista Indicativa de Patrimonio Mundial, que es la relación de
bienes que España presenta ante la UNESCO para que sean
reconocidos por esta institución atendiendo a su valor universal excepcional.
Así, con la incorporación a esta lista, estos bienes se encuentran ya en la
antesala de un reconocimiento de enorme valor que podría llegar en pocos años.
Tras el
título de “El vino en Iberia” se encuentra lo que los técnicos denominan un
“bien en serie” pues su valor reside en el conjunto que forman. En este caso,
se trata de un patrimonio que implica a tres comunidades autónomas y que está
formado por los lagares rupestres de Requena, en Valencia (una auténtica
factoría de la época), los pecios de Mazarrón y San Javier, en Murcia y el
Castillo de doña Blanca, en Puerto de Santa María, en Cádiz. Y su
excepcionalidad reside en que el conjunto permite interpretar cómo surgió una
de las grandes culturas del Mediterráneo: la Ibérica. Es una civilización que
se creó gracias a la relación establecida entre los indígenas que habitaban la
Península y los fenicios llegados desde el Mediterráneo oriental y entre los cuales
el vino funcionó como un catalizador capaz de impregnar toda la cultura del
momento, desde la religión y el comercio hasta las relaciones sociales, el
comercio y la producción agrícola.
Camino de investigación
Llegar a formar parte de esta lista indicativa ha sido una
intensa tarea ya que, desde hace varios años, UNESCO ha endurecido los
requisitos que exige para entrar en sus registros. Para abordarla con rigor, en
2011 se formó la asociación Territorio Bobal DO Utiel-Requena, la entidad que ha liderado el
proyecto con el apoyo incondicional del Gobierno Valenciano a través de la
Conselleria de Cultura. Inicialmente, la idea que se barajaba era la de buscar
el reconocimiento como Paisaje Cultural para toda la comarca, pero finalmente
se encontró una visión más eficaz porque hace de este un proyecto único:
centrar la propuesta en el vino en la época ibérica y, manteniendo el liderazgo
del proyecto en la zona, invitar a otras comunidades autónomas a enriquecerlo
hasta hacerlo único. Andalucía y Murcia se unieron en primera instancia y, muy
recientemente, Aragón ha solicitado unir a la propuesta alguno de sus
interesantes bienes de época ibérica.Aunque tiene como objetivo inmediato el reconocimiento de
UNESCO, Territorio Bobal tiene como meta final defender la cultura del vino en
todas sus manifestaciones en el ámbito de la DO Utiel-Requena.
Y con esa
amplitud de miras es como ha conseguido involucrar en su empeño a todos los
sectores sociales, desde las administraciones locales y el tejido empresarial
hasta el conjunto de la sociedad civil. Así, con el impulso decidido de la
Mancomunidad del Interior Tierra del Vino y del Consejo Regulador de la DO
Utiel-Requena y con el apoyo de bodegas, hosteleros, comerciantes y ciudadanos,
la asociación se ha convertido en un foro capaz de canalizar las inquietudes de
toda una comarca en busca de un crecimiento rural sostenible, basado en una
cultura e identidad muy valiosas y rompiendo con él el ciclo de la falta de
oportunidades, la despoblación y la irrelevancia.
Viticultura constante
Carmen Pérez, presidenta de Territorio Bobal, requenense y
experta en patrimonio de prestigio internacional, valora la entrada en Lista
Indicativa como una gran noticia. Y contempla el posible reconocimiento de la
UNESCO desde su valor cultural pero también “como un revulsivo que puede ayudar
a estos territorios rurales de las tres comunidades autónomas a mejorar su
propia percepción y a explotar mejor sus recursos”. Recuerda, además, que
“estos espacios vitivinícolas, herederos todos de la cultura íbera, no son
regiones ricas, sino lugares donde los viticultores trabajan a partir de un
valor fundamental: la constancia”.
En cuanto a qué sucederá después de la Lista Indicativa,
“ahora es el momento de redactar un proyecto importante, digno de ser avalado
por la Junta de Patrimonio y que podamos llevar a París con todas las garantías
de salir con el reconocimiento de Patrimonio Mundial”, confirma la
restauradora. De modo que el camino ya está trazado y la meta perfectamente
definida para dentro de dos o tres años.
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