09.07.2017.- LA UNIÓ de Llauradors denuncia una gran proliferación de
incendios en campos y solares abandonados de las poblaciones y ciudades de la
Comunitat Valenciana y apuesta por establecer penalizaciones a los propietarios
que no los mantengan en unas condiciones mínimas y por incentivos fiscales para
aquellos que los cuiden y tengan cultivos en producción.
Los incendios en campos y solares perdidos proliferan por
estas fechas de calor en los últimos años como consecuencia de la crisis
urbanística y la falta de rentabilidad en las explotaciones agrícolas. La
maleza y la gran cantidad de vegetación existente son el combustible perfecto
para los incendios.
Ramón Mampel, secretario general de LA UNIÓ de Llauradors,
señala que “no hay día que los medios de comunicación no informen de un
incendio en alguna localidad originado en un campo o solar abandonado repleto de
maleza y escombros”.
Estos incendios provocan en muchos casos, aparte del
deterioro en el paisaje y la inversión pública necesaria para la extinción de
los mismos, un quebranto económico importante para las fincas colindantes que
tienen cultivos en producción y que se ven afectados por los efectos del fuego.
Esta situación cuesta dinero a los agricultores que hacen bien las cosas y que
se han visto en medio de los intereses y la especulación urbanística y del
deterioro de unos terrenos que no son suyos.
Por este motivo LA UNIÓ insta a los Ayuntamientos a
penalizar a aquellos propietarios que no tengan sus campos en unas condiciones
salubres y por otra parte a incentivar fiscalmente mediante una bonificación
del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de naturaleza rústica a los que
mantengan la parcela con cultivos en producción. “Un campo en buenas
condiciones con lo que conlleva de tener una actividad agrícola económica en el
pueblo, mantener el paisaje y evitar incendios y plagas debería tener alguna
recompensa”, afirma el secretario general de LA UNIÓ.
Las nulas condiciones de limpieza y salubridad exigibles
provocan, además de la propagación de incendios, la invasión de plagas de
roedores, conejos o caracoles y también otras plagas o enfermedades en cultivos
de fincas colindantes.
Cabe señalar que la mayor parte de los Ayuntamientos realiza
un gran esfuerzo mediante bandos municipales o enviando cartas a los
propietarios de esos campos o solares para reclamarles la limpieza, pero si no
existen medidas coercitivas y penalizadoras se ha demostrado que tal vez no
resulten tan efectivas. En este sentido Mampel indica que “hay que pasar ya del
aviso, cuando transcurra el tiempo oportuno y se localice al propietario, a la
acción judicial”.