El
Partido Socialista de Requena fracasó en su intento de sacar adelante la
privatización del servicio de la gestión del agua mediante un contrato de 30
años de duración, casi calcado el presentado en el pleno del día 8 cuya
duración era de 25 años y que también fue rechazado.
Como
parece ser, que, al PSOE, le chirría la palabra PRIVATIZACIÓN, el Sr. Alcalde
empleó el eufemismo de externalización del servicio, recurriendo
a la definición del RAE donde se define como “encomendar la realización
de tareas o servicios propios a otra empresa”. Si se hubiese molestado en
profundizar en la RAE hubiese llegado hasta otra definición y hubiese podido
leer: PRIVATIZAR. - Transferir una empresa o actividad pública al sector privado. O
sea, que no solo es transferir una empresa como él pretende sino también es
privatizar trasferir una actividad pública al sector privado, que, de este
modo, la gestión de lo que antes pertenecía al conjunto de una sociedad queda
en manos de empresarios que persiguen sus propios beneficios. Resulta, al menos
curioso que el Sr. Mario quiera confundir a la ciudadanía empleando el mismo
término que tradicionalmente viene empleando el Partido Popular cuando
privatiza.
Izquierda Unida se mantiene firme en la
defensa de los servicios públicos de calidad, y lógicamente, tenemos que
oponernos a las privatizaciones porque es una constante de nuestra política y
porque no nos convencerán que una empresa privada es más económica que la
gestión propia. Sin hacer grandes cálculos, simplemente con el beneficio
empresarial (que lógicamente aplican las empresas privadas) ya saldríamos
ganando, y si no es así es o porque se presta peor servicio o porque se explota
a los trabajadores de las empresas concesionarias, siendo habituales los
contratos basura, como por ejemplo los contratos de limpieza. La gestión
municipal supone un control directo, que no puede garantizar un contrato
privado por muchas cláusulas que le pongan, y por supuesto, una mayor
protección de los derechos laborales de las trabajadoras y trabajadores.
Pero particularmente, en el
caso de este contrato, concurren otras circunstancias que hacen más grave el
intento de privatizarlo. Por una parte, su duración, pensamos que 30 años es un
periodo demasiado largo, que las circunstancias en este tiempo pueden cambiar,
entre otras el ayuntamiento dejará de estar intervenido en el 2022 y se podría
municipalizar. Se nos dice que este contrato tiene un montón de controles y
garantías, pero nosotros pensamos que un futuro equipo de gobierno podría
modificarlo. No sería la primera vez.
Por otra parte, tenemos
serias dudas sobre la legalidad del mismo, ya que pensamos que ha habido un
fraccionamiento de contrato para eludir el control del Pleno. Pero éste es un
tema, que, en su caso, lo decidirían los tribunales. Tampoco entendemos el
porqué de la urgencia, y no esperarse a la nueva ley de contratación que
entrará en vigor a partir del 9 de marzo, que mejora la actual. Y en cualquier
caso se podía hablar tratado en el pleno ordinario del mes de marzo que será el
día 8 y estaría en plazo.
Por no hablar de la empresa que ha elaborado los
pliegos del contrato, con parte de sus miembros investigados (otra forma de
llamar a los imputados) por el caso del fraude en el caso del agua del Canal de
Isabel II. Por este trabajo el Ayuntamiento ha pagado ya 58.000,00€. El Sr.
Alcalde dice que este trabajo no podían hacerlo los técnicos propios porque
tenía otros temas. Si tenemos en cuenta que este contrato es, posiblemente, el
más importante del Ayuntamiento, creemos que habría tenido que tener prioridad.
El Sr. Alcalde plantea como
una especie de chantaje que o bien se aprueba su propuesta o EGEVASA que es la
actual concesionaria subirá el recibo de agua un 16% y pico por ciento y que da
por cierta y segura y que está por ver si la Consellería se la aprueba. Y
además hace responsable de esta subida a quien vote en contra. Esta posición
nos recuerda una viñeta del recién fallecido Forges en la que veía a un
político gritándole a la multitud: “Nosotros o el Caos”, Y la multitud
exclamaba” ¡El Caos, el Caos!
No, Sr. Mario, la culpa de
la situación no es de quien se opone a este contrato, no. La culpa de la hipotética
subida es de la empresa privada que gestiona el servicio. La culpa, en última
instancia, es de la mala gestión de quien hipotecó al Ayuntamiento en el
anterior contrato firmado por un compañero suyo y su prórroga por otro
compañero suyo que provocó el endeudamiento y la intervención de este
Ayuntamiento, así como la mala gestión de esta deuda. La culpa también hay que
buscarla en la externalización = privatización, que permite que la empresa
privada fije los precios, facultad que tendría el Ayuntamiento en el caso de
que gestionase directamente el servicio.
Aunque seamos la voz que
clama en el desierto, seguiremos pidiendo, como dijo nuestro portavoz, Elías
Ramírez, en el pleno: ¡¡MUNICIPALIZACIÓN, MUNICIPALIZACIÓN Y MUNICIPALIZACIÓN!!